El ámbito máximo de convivencia humana es la sociedad global o mundial. Esta tiene una serie de metas que vinculan a todos las personas como son la búsqueda de la paz, la justicia, la seguridad o el orden social en las que unas instituciones internacionales actúan como instancia última ante conflictos sociales, políticos o económicos. En la medida en que la globalización o mundialización sea un bien en sí mismo para las personas que la forman, un mundo en el que lo singular de cada nación y la diversidad conviven como las dos caras de una misma moneda, podremos coexistir con cierta armonía, de tal manera que sea compatible una unidad en la diversidad sin conflictos particulares. Esto implica por un lado, un comportamiento prosocial y cierta solidaridad en cuanto que se persiguen metas comunes. Compartir un destino común, unos bienes, tomar parte en la resolución de problemas y cooperar al éxito de todos es lo que acerca una teoría a la práctica de una ciudadanía mundial. Partimos de la idea de que la conectividad, cualidad de un elemento que establece conexión con otro, es una realidad compleja de acuerdo con (Tomlinson, 1999). La disyuntiva surge ante la siguiente cuestión: ¿Hasta qué punto saben y quieren los ciudadanos de a pie, la sociedad civil y en concreto los jóvenes, llevar a cabo una participación activa que implica un bien común para todos los pueblos y naciones? Internet y las nuevas tecnologías nos lo han puesto al alcance de la mano pero ¿Son los medios digitales canales válidos para el desarrollo y crecimiento de una ciudadanía mundial? y ¿Qué entendemos por educación para una ciudadanía mundial? En esta ponencia se trata de resumir y exponer por un lado, los argumentos y debates actuales a favor y en contra de la posibilidad que en la práctica se pueda dar, existir, desarrollar y educar para una ciudadanía mundial en un mundo que si bien interconectado a través de los medios digitales e Internet, vive fragmentada y amenazada por divisiones e intereses políticos, económicos, de poder y control de unos sobre otros. Por otro lado, se muestran los resultados de la idea que tienen los jóvenes españoles (N=871) sobre los beneficios y desventajas en el uso de las redes sociales en la democracia y la participación ciudadana. Uno de los problemas que reflejan los estudiantes es por ejemplo, la adicción que tienen a las redes sociales o la pérdida de contacto real-presencial.